domingo, 13 de diciembre de 2009

Segunda parte. Trabajo A.

Trabajo A. Semblanza.
Maria Cristina es una mujer adulta, atractiva, sin hijos. Su voz es tan profunda que da miedo (pero a la vez) tan suave que casi no puedes creerte que debajo de ésa voz hay una gravedad escondida. Como el cosmos, posee sus propias estrellas, su propio silencio, su propia capacidad de inquietar, de ser misterio. Es como el sonido de las olas en un mar embravecido, la calma inicial de una llama que será incendio destructor de oídos. Al escucharla por primera vez pensé que era una musa sensual e inteligente o quizás sus ojos entrecerrándose en cada pregunta.
Camina casi sin mover los brazos, ecuánime y escurridiza. Sus participaciones en clase son muy acertadas y me imagino su vida como algún libro de Charles Dickens, escritor que le enseñó a amar la lectura, y algo de la Roma del Conde de Montecristo.
Su niñez me aparece dibujada en algún pueblo lluvioso y sombrío. El mar sacudiéndose por el tintineo de las gotas de lluvia, bajo un cielo nublado y melancólico de gris y nubes.
La imagino cerca de un barco por trabajar en comercio, trayendo un bloc donde está escrito lo que llevan a los otros puertos, hablándoles autoritariamente a un montón de marineros pelones con tatuajes que le hacen caso porque en el fondo son buenos.
He de decir que es interesante como pocas personas, que debe saber un montón de cosas de filosofía, que creo que ha viajado mucho (con la lectura y en avión) y que he sido detallista por primera vez en mi vida gracias a su cumpleaños.
Tengo en mente que el más cercano a Cris es su padre, que es de Sinaloa, (; es) apasionada y de pensamiento ordenado porque ayuda a los niños y a los discapacitados. Recuerdo que el día que le hice la entrevista traía un suéter rosa con botones en el cuello, yo esperaba verla para ir hacía ella y preguntarle algunas buenas cosas. Esas cosas probablemente han sido mejores y definitivamente más veraces de lo que parece en esta semblanza, porque no es lo mismo leer sobre una persona que tener la oportunidad de conversar con ella e intentar conocerla.
Así es como el profesor me señaló la primera versión de la semblanza. Y así es como quedó después de corregirla:
Semblanza.
Maria Cristina es una mujer adulta, atractiva, sin hijos. Su voz es tan profunda que da miedo pero a la vez tan suave que casi no puedes creerte que debajo de ésa voz hay una gravedad escondida. Como el cosmos, posee sus propias estrellas, su propio silencio, su propia capacidad de inquietar, de convertirse en misterio. Es como el sonido de las olas en un mar embravecido, la calma inicial de una llama que será incendio destructor de oídos. Al escucharla por primera vez pensé que era una musa sensual e inteligente, y observé atentamente sus ojos entrecerrándose a lo largo de la conversación.
Camina casi sin mover los brazos, ecuánime y escurridiza. Sus participaciones en clase son muy acertadas y me imagino su vida como algún libro de Charles Dickens, escritor que le enseñó a amar la lectura, y algo de la Roma del Conde de Montecristo.
Su niñez me aparece dibujada en algún pueblo lluvioso y sombrío. El mar sacudiéndose por el tintineo de las gotas de lluvia, bajo un cielo nublado y melancólico de gris y nubes.
La imagino cerca de un barco porque trabaja en comercio, trayendo un bloc donde está escrito lo que llevan a los otros puertos, hablándoles autoritariamente a un montón de marineros pelones con tatuajes que le hacen caso porque en el fondo son buenos.
He de decir que es interesante como pocas personas, que debe saber un montón de cosas de filosofía, que creo que ha viajado mucho (con la lectura y en avión) y que he sido detallista por primera vez en mi vida gracias a su cumpleaños.
Tengo en mente que el más cercano a Cris es su padre, que es de Sinaloa; es apasionada y de pensamiento ordenado porque ayuda a los niños y a los discapacitados. Recuerdo que el día que le hice la entrevista traía un suéter rosa con botones en el cuello, yo esperaba verla para ir hacía ella y preguntarle algunas buenas cosas. Esas cosas probablemente han sido mejores y definitivamente más veraces de lo que parece en esta semblanza, porque no es lo mismo leer sobre una persona que tener la oportunidad de conversar con ella e intentar conocerla.

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